Son muchos los autores que han explicado qué es y qué supone la utilización de las estrategias a partir de esta primera distinción entre técnica y una estrategia. Las técnicas pueden ser utilizadas de forma más o menos mecánica, sin que sea necesario
para su aplicación que exista un propósito de aprendizaje por parte
de quien las utiliza; las estrategias, en cambio, son siempre conscientes e
intencionales, dirigidas a un objetivo relacionado con el aprendizaje. Esto
supone que las técnicas puedan considerarse elementos subordinados a la
utilización de las estrategias; también los métodos son susceptibles de formar parte de
una estrategia. Es decir, la estrategia se considera como una guía de las
acciones que hay que seguir y que, obviamente, es anterior a la
elección de cualquier otro procedimiento para actuar. (Nisbet y Shucksmith, 1986;
Schmeck, 1988; Nisbet,1991).
[...] Cuando
esperamos, como profesores, que nuestros alumnos conozcan y utilicen un
procedimiento para resolver una tarea concreta (realizar el plano de la clase), las
actividades que podemos plantearles irán encaminadas a asegurar la
correcta aplicación de ese procedimiento, repitiendo los pasos correctos de su
utilización. Pero si pretendemos, además, favorecer el análisis de las ventajas de un
procedimiento sobre otro en función de las características de la actividad
concreta que hay que realizar, o la reflexión de cuándo y por qué es útil
aquella técnica o aquel método en cuestión (y para ello enseñamos a los
alumnos a planificar su actuación, a controlar el proceso mientras resuelven la
tarea y a valorar la manera en que esta tarea se a llevado a cabo),
el proceso se complica y entran en juego las llamadas estrategias de
aprendizaje.MONEREO, Carles (coord.). Estrategias de enseñanza y aprendizaje. Formación del profesorado y aplicación en el aula. España: SEP Cooperación Española, Biblioteca del normalista, 1998, pp. 23-27.
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